martes, 31 de julio de 2012

-Creía que gracias a lo que hice, lo nuestro cambiaría.
+Y,¿Qué es lo que pensabas que iba a cambiar?
-Tu forma de verme, de mirarme, de todo. Pensaba que te conseguiría, que estaríamos juntos..
+Ya te dije que no, lo siento, quizás me arrepentiré algún día, pero es lo que pienso ahora, y no creo que cambie de opinión, gracias por tomarte tantas molestias.
-Entiendo, siempre me pasa lo mismo, doy más de lo que recibo. Soy estúpida, no pienso enamorarme nunca más, nunca, solo de aquella persona que me vaya a tratar como una princesa y me quiera de la misma manera que yo a él, o más.
+No es para que te pongas de esa manera, ya te encapricharás de otro.
-¿Encapricharme? Te piensas que solo me he encaprichado de ti? Que idiotas podéis llegar a ser. Muy bien, tú piensa lo que quieras, piensa que solo me he "encaprichado" , pero cuando lloraba todas las noches por ti, y me acordaba que no te vería durante mucho tiempo, y me quedaba hasta las tantas con los ojos hinchados de llorar, ahí me he dado cuenta de que no pienso derramar ni una puñetera lágrima más por alguien que no las merezca.

miércoles, 18 de julio de 2012

Sueños que se cumplen.

Una tarde como otra cualquiera, aunque para ella no, era una tarde especial. Pasaban las horas y estaba cada vez más nerviosa, se arrepentía de vez en cuando por si lo que iba a hacer no era lo correcto. Llegó la hora, salió a la calle y se dirigió hacia su casa. Allí estaba ella, sentada en aquel banco, tímida, con los nervios a flor de piel, nerviosa, con ganas de salir huyendo y a la vez con ganas de quedarse. Entonces lo vio aparecer, le dio dos besos y se sentó a su lado. En ese momento era la persona más feliz del mundo. Miradas, abrazos, risas, era todo lo que podía pedir. Estaba a su lado, no necesitaba nada más, ni a nadie más.